Un Tacaño rey -Poesía al agua



Cuentan las letras:
Que allá en un país lejano
más allá de estas puñetes
vivía un tacaño rey
obstinado con las cuentas.
Quien a todos asediaba
para vivir de las rentas,
que era tal la osadía
que tenía el sin vergüenza.
Si gastaba en desatino
sin importarle al muy fresco,
le colmaran de regalos
su sonrisa de felino.
Pero ahí que un buen día
un supuesto adinerado
le ofrece su fortuna
a cambio de un salario.
Que el muy presto partiría
ya pronto al otro barrio,
y todas sus pertenencias
que quedarían de mano.
Tan contento y satisfecho
por timar al timador
que quiso sacar provecho
para el sentirse mejor.
Sin tener en consecuencia
que es tan vieja la audacia
como la misma avaricia
para caer en desgracia.
Como si tal compromiso,
no podía el contrastar
las posesiones del vicio
para poder comparar.
Y a la hora de heredar
nada lo dicho era cierto
que las cuantiosas fortuna
se perdían en un huerto.
Que en una olla enterrada
tan solo una escueta nota,
le decía tan frescamente
te perdiste por valiente.

Y también:
Cuentan las letras que
el agua es...
Esa esencia de la vida
que en todo ella es…
esa gran sabiduría.
Es, como remanso de paz
en esas aguas tranquilas
que se bañan los ruiseñores
creando mil fantasías.
Lamen mil soles sus cristales.
se ven sus criaturas
reflejadas en ellas mismas.
Cogen velocidad,
se agitan desesperadas,
resbalan sobre las piedras,
cual caprichosas se atreven.
Riegan los campos sedientos
miles de frutos hambrientos
que alimentan la vida.
Cae mansa y sosegada
o agitada y perversa,
pues, todo en ella es, libertad
que nos da lo que queremos
bebiendo de su existencia.
Somos gran parte por ella
energía en persistencia
motor de naturaleza,
en verdad no somos nada
si nos falta su presencia.
Con ella lo somos todo,
sin ella poco nos queda
tan solo esa osamenta
resquebrajada y maltrecha.
Agua a ti te queremos,
eres nuestra aliada
más allá de los océanos.
Tu que asciendes a los cielos
como Dios después de muerto,
que te ciñes a las nubes
que caes regando huertos,
que desciendes por los ríos
siendo sabia de los vivos.
Si tu fuerza es el furor
que hace girar los molinos,
hasta creas energía
para alumbrar los caminos.
Eres en fin, mil delirios
enganchados vamos todos
a tus hermosos dominios,
que lo puedes y eres todo
que cuidarme lo prefieres.
Limpias mi cuerpo por dentro
como si tal buen ungüento
eres la mejor doctora
que hasta por fuera mejora.
Eres agua de la sierra
la que jamás me abandona,
llenas mi cuerpo sediento
riegas su piel cuando llora.
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